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Channel: DISCOS INAUDITOS
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La Noche Que MORBOSIDAD Canceló

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Fuí a un concierto el sábado por la noche. Se supone que el acto de fondo seria Morbosidad pero los mejicanos valieron verga. A eso de las 2 de la tarde del mismo sábado el vocalista Tomas Stench hizo un update en su pagina de Facebook en el que escribió, ‘Due to one fucking stupid issue with one of my member Morbosidad won't play tonight in Tampa. My member got kicked out of the plane for an unacceptable behavior!! My apologies for this inconvenient. Morbosidad will take care of it in the near future............’

Eso fue todo. ‘In the near future’, es una frase muy vaga y en este caso podría ser traducida a, ‘en un año’, ‘en dos años’ o‘ los mas probable es que nunca’. Minutos después la noticia fue anunciada en el forum de Nuclear War Now, junto con una rebaja en el precio de la entrada de $12 a $10 y la adición de una banda sorpresa que no fue nombrada. Satanik Goat Ritual, banda que incluye a tres miembros de Morbosidad, también eran parte del show por lo cual estos también cancelaron y el listado de bandas se redujo a seis y tuvo como acto de fondo a Black Witchery. 

Para mi todo seguía igual, ya había hecho planes y no los cambiaría y a juzgar por la buena asistencia, asumo que fue lo mismo para el resto. Cuando llegue al nuevo recinto del legendario The Brass Mug, ahora situado junto a una taquería y al frente de una tienda de productos árabes, espere en mi carro unos minutos mientras bebía una cerveza y consumía media botellita de un elixir superrecargado de cafeína con sabor a orina llamado 5-Hour Energy. Por la ventana trasera miraba a los bravos asistentes que hacían tiempo; harto pelo facial, hartas barrigas infladas y hartas chaquetas de jean cubiertas de parches. Todos tenían cara de pocos amigos.

Una vez adentro divise a The Mighty Mojon conversando con un señor que calculo estaba en la mitad de sus cuarentas y cuyas facciones me parecían remotamente conocidas. Era bajo de estatura y llevaba el cabello largo detrás, su rostro huesudo parecía haber visto mas inviernos que veranos. No bebía nada. 

Al saludarlos el señor se introdujo como, ‘Mike Browning’. No‘Mike’, ni ‘Michael’, sino ‘Mike Browning’. ‘Eres una puta leyenda’ ,le dije yo, ‘y en mi país la gente te adora’. Esta es la clase de adulación que suelo despachar cuando casualmente conozco a alguien del vuelo del batero de Nocturnus. Mike Browning respondió, ‘excelente, quiero ir allá, solo falta que alguien nos lleve. Estuvimos en Chile hace no mucho’, y luego prosiguió a contarnos una perturbante historia sobre un polvo con una chilena. Al parecer, los death metaleros también tienen sus groupies, aunque anda tu a saber de que calibre. Lo cierto es que la mañana después del coito, el señor Nocturno se dio con la sorpresa de que las sabanas en las que dormía estaban manchadas de sangre. Al parecer este diablo le rompió el pito a una virgen santiaguina.

Me dirigí hacia el bar a ordenar una cerveza siempre guardando en mente nunca mas cometer los errores del pasado. Desde allí observe este espacioso local. The Brass Mug, hueco que sirvió de soporte a todas las bandas de Tampa durante el surgimiento de la escena death metalera de finales de los 80’s y 90’s, ha cambiado de local dos veces en los últimos dos años. Este nuevo recinto incluye las mismas amenidades que los anteriores; un espacioso bar con una patética lista de cervezas de calidad, dos mesas de billar que esta noche sirvieron como puntos de venta de merchandising, paredes sucias y mal pintadas, pésima iluminación y baños que, felizmente esta vez, si tienen algo de ventilación. Entonces ordene una cerveza que contenía 9% de alcohol. Nunca la había probado y hasta el día de hoy no se como se llama.

A través de la noche bebí un total de tres cervezas (cuatro contando la que bebí en mi carro) y mantuve control total. Bebí como una madre, como una vieja, como alguien que bebe por compromiso pero que no le gusta ni el sabor ni el efecto, espaciando cada sorbo lo mas que podía y absorbiendo el alcohol como quien quiere deconstruir cada molécula para saborear cada gota. Entre sorbos, presencie la indómita rabia de los locales Traitor Crucifix, me asombre con la esquelética constitución del una vez rechoncho Gene Palubicki (Angelcorpse y otros) y le fui indiferente al death thrash de sus Blasphemic Cruelty, me entretuve con las muecas del vocalista/batero de Vomikaust y disfrute del punk de Ampütator.

Y digo ‘punk’ pues porque asi me sonaron esa noche; con un ritmo contagiante y con una marcha constante, allí con las luces tenues y con cero artificios, la música de ese amenazador tanque de Rhode Island daba solo miedo cuando el vocalista Duncan presionaba sus chancabuques contra la primera fila. A veces pateaba, a veces pisoteaba y yo no se como la gente no se movia. Mas aun no se como los receptores de esa ira no retaliaban con una cachetada, un coñazo a la boca del estomago o un jalon de pelos. Yo estaba situado a la izquierda y por eso nunca estuve en la mira de Duncan. Por ese flanco también divise a gente que practicaba un headbanging brutal. Yo nunca he sido de esas costumbres, mi cabeza se mueve, pero soy lento y mi cuello ya no esta para esos azotes. 

Ampütator terminaron su show pasada la medianoche y alguna gente parecia en extasis; unos gritaban alabanzas a Satan, otros hablaban en voz alta de lo 'sick' que era Ampütator y otros mas borrachos pedían otra cancion, aun cuando la banda ya había desconectado sus instrumentos y no había chance de un encore. Lo mejor de todo, el recuerdo de la ausencia de Morbosidad parecia haber desaparecido.

La banda de fondo era Black Witchery y yo no había escuchado nada acerca de si habría banda
‘sorpresa’ o no. Luego de veinte minutos nadie siquiera se había molestado en cambiar los instrumentos asi que asumí que el concierto tenia para rato. Me quedaban ganas de beber, pero en ese momento mas quería mantener control de la situación, llegar a casa sano, en todas mis facultades, sin arrestos por manejar bajo la influencia, con los recuerdos intactos. Estar a salvo, eso es lo que quería, asi que como acostumbro, y sin decir adiós, me dirigí hacia mi carro y enrumbe a casa, sobrio, casi totalmente sobrio.

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